EL MAESTRO SERI: POETA DEL PENTAGRAMA
Sus dedos se estiraban
buscando las notas.
Brillo en su mirada
como una luz honda
que viene del otro
lado de las cosas.
Es una música
limpia y milagrosa,
un río crecido
que se desborda…
El 20 de octubre de 1.888, en el corazón de los Alcores, nació en la calle de la Cruz nº 18(hoy 22), Juan Sánchez García, un niño inquieto que en el movimiento de sus manos preludia su maestría musical.
Juan nace en la España de la Restauración, bajo la regencia de Mª Cristina, madre del rey-niño Alfonso XIII. Estamos ante un período de la historia de España que supone la vuelta al trono de los Borbones. La gran figura de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, artífice del nuevo régimen basado en el turnismo pacífico de los partidos conservador y liberal. Durante este período tuvo lugar el “desastre del 98”, con la independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que hizo que los españoles tomaran conciencia de la decadencia que afectaba al país. Estamos ante una guerra que afectó de modo significativo a esta localidad, pues un gran número de jóvenes visueños fueron incorporados a filas, muriendo algunos de ellos. Con el fin de la guerra, cesó la terrible sangría de jóvenes que perdían la vida en aquellas lejanas tierras. A buen seguro que muchas madres quedaron aliviadas al conocer la noticia.
El “Maestro” nace en el seno de una familia de gente de campo y comercio, su padre, Manuel, es perentrin; su madre, Marina, posee también unas cuantas fanegas de tierra en la vega y es propietaria de una cantina camino de la estación. Es una mujer valiente, decidida, “mu echá palante”.
Este rincón de Los Alcores, de casas encaladas con aroma a jazmín, clavel y romero, contaba, en el amanecer del siglo XX, con una población de algo más de 7.000 almas. El pueblo, que carecía de agua corriente, poseía una fuente de aguas cristalinas, la fuente de la Muela a la que las mujeres iban a buscar el preciado líquido y a lavar la ropa; por el contrario, los hombres, al atardecer, llevaban sus yuntas de mulos para darles de beber en los pilares que allí había.
El pueblo basaba su economía en la agricultura de secano: cereales, leguminosas y olivos, aunque no hay que desdeñar la importancia del regadío en las numerosas huertas de la localidad. En el sector industrial, destacaba la fabricación de tejas, ladrillos y artesanía en las numerosas barrerías de explotación familiar; la producción de pan y aguardiente, así como el procesamiento de los productos agrícolas en molinos y almazaras. Además tenía mucha importancia el trajín, es decir, la venta a pequeña escala de productos del campo por parte de recoveros y recoveras que en el tren iban diariamente a Sevilla a vender su preciada mercancía, por lo que a lo largo de todo el día era mucha la gente que transitaba del pueblo a la estación y viceversa.
La sociedad visueña de estos años estaba muy polarizada; en un extremo, una oligarquía de grandes propietarios, que conforman la élite política y social del municipio (los ciervos y los garrochas) ; en el otro, una amplia masa de jornaleros, con unas condiciones de vida míseras, que trabajaban de sol a sol por un escaso jornal. Estas profundas diferencias sociales provocan el auge de las ideologías obreras y de las agitaciones campesinas. El anarquismo, ideología que rehusaba toda forma de autoridad y jerarquía, tuvo un gran arraigo en nuestro pueblo desde fechas tempranas. Dicho auge anarquista tuvo que influir decisivamente para la llegada de la Guardia Civil a El Viso en 1889, instalándose en el antiguo convento de mercedarios descalzos, cerrado tras la desamortización.
Con la llegada del ferrocarril a nuestro pueblo en 1883, las comunicaciones van a mejorar sensiblemente. La máquina de vapor supondrá un gran avance, al igual que lo fueron la construcción del matadero municipal o del nuevo cementerio en 1882, gracias al mecenazgo del visueño Manuel Jiménez León, presidente de la Diputación de Sevilla. Esto solventó el grave problema de salubridad pública que había en el pueblo.
A medio camino, entre los dos polos sociales de la sociedad visueña, había una clase media de pequeños agricultores, industriales, comerciantes y artesanos, a los que pertenecían los padres de Juan Sánchez.
El maestro fue bautizado por el párroco don Antonio Reina, siendo Alcalde del municipio el conservador Miguel Cuesta Delgado. Años más tarde, recibió clases particulares en la escuela de pago que tenía don Claudio León Espinosa, que instruyó a toda una generación de visueños que luego destacarían en diversas facetas de las ciencias o de las artes.
Paralelamente, siendo un mozalbete de siete u ocho años, realizó las labores de monaguillo, bajo la atenta supervisión del párroco don Juan Tarancón Tarancón. Será en el templo de Santa María del Alcor donde se aficione a la música, escuchando los sones del órgano, tocados con maestría por José “el ciego”, organista alcalareño afincado en nuestra localidad, quien pronto vislumbró el gran potencial musical del monaguillo, por lo que convenció a la madre del joven músico para que adquiriera un piano.
Y sin pensárselo dos veces, la “tía Marina”, gracias a la mediación de una recovera que vendía huevos en el palacio de los marqueses de Spínola, compró un piano que fue instalado en la vivienda familiar. Así, el joven aprendió a tocar el piano de forma autodidacta, a la vez que trabajaba como aprendiz de zapatero y tocaba esporádicamente en una orquesta en las fiestas de la Virgen del Águila, en Alcalá de Guadaira.
El nuevo siglo, el XX, llegó a El Viso con halos de modernidad, pues la energía eléctrica iluminó algunas de sus calles y edificios principales gracias a la producción y distribución eléctrica de la sociedad “La Alcoreña”, cuya fábrica estaba situada en las afueras de la población, cerca de la actual Plaza del Sol, utilizando como fuente de energía el carbón. Pese a esta gran novedad tecnológica, el ambiente de la población era tenso. Las malas condiciones meteorológicas entre 1905 y 1907 y la pésima coyuntura económica exaltaron los ánimos de los trabajadores, por lo que el alcalde Pelayo Jiménez León (alcalde desde 1900 a 1906) ordenó repartir a los braceros parados entre las diversas obras de infraestructuras municipales y entre los principales contribuyentes de la villa. Tal era la situación en El Viso, que el Cardenal Marcelo Spínola repartió en 1906 pan entre los más necesitados. Al año siguiente, en 1907, se inauguró la Plaza de Abastos “Santa Marta” con el objeto de mejorar el abastecimiento de productos básicos y la eficacia del cobro de los arbitrios municipales, siendo artífice de algunos de estos cambios Federico Jiménez Jiménez, alcalde entre 1906 y 1921. En este período, coincidiendo con el final de la Gran Guerra, se agudizó una grave crisis de subsistencia, debido a una espectacular subida de los precios de los productos de primera necesidad, lo que sin duda influyó en el auge del sindicalismo anarquista.
Mientras tanto, Juan se convierte en zapatero, oficio que aprendió de su maestro el Rasco, y en un consumado músico, tras recibir clases de armonía y composición por correspondencia, dirigido por el maestro donostiarra Iruretagoyena.
Tras librarse del servicio militar, debido a la avanzada edad de su padre, tuvo la suerte de no ser destinado al norte de Marruecos, lugar en el que perdieron la vida varios miles de soldados españoles. Es en estos años cuando contrae matrimonio con Magdalena, su novia de toda la vida. De esta unión, nacieron cuatro hijos: Manuela, Santiago, Ignacio y Amparo.
En el ámbito nacional, la crisis del sistema de la Restauración propició el golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera, en 1923. De esta forma, España pasó a tener una dictadura. Como consecuencia de este nuevo orden político, el Ayuntamiento conservador fue disuelto por orden del Gobernador Civil; de esta manera, un único y nuevo partido, la Unión Patriótica, controla la vida municipal durante siete años con hombres nuevos. Tras las breves alcaldías de José Vergara Bejarano y Manuel León Ferrero, es designado como nuevo alcalde en julio de 1925 el médico y poeta, Salvador Fernández Álvarez.
Por estos mismos años, un maestro calderero y un maestro de escuela que habían luchado en la guerra de Cuba, fundaron una banda de música, que años después el Ayuntamiento convirtió en municipal bajo la batuta del “Maestro Seri”. Este apodo, junto al de su padre, “Litri”, se lo pusieron sus amigos en tono jocoso haciendo referencia a dos novilleros de aquellos años que, con poca fortuna, torearon en El Viso. Poco después se creó una banda infantil de cornetas y tambores, que participaron en numerosas actividades y festejos locales, tal es el caso, en 1924, de la procesión de la Virgen del Rosario, o en 1926 en la del Corpus Christi.
La Banda Municipal acompañaba musicalmente a las imágenes procesionales en la Semana Santa visueña, así como en festividades religiosas, como por ejemplo las que organizó la Hermandad de San Juan el 24 de junio de 1926, instalando iluminación eléctrica en la calle Rosario, una caseta, mástiles, arcos y fuegos artificiales. Del mismo modo, la participación de la banda fue muy importante en las Fiestas de la Santa Cruz, pues la alegre sinfonía titulada “La diana floreada”, en la raya del alba, era el aldabonazo de salida de las fiestas primaverales, hecho que se convirtió en tradición durante varias décadas.
Sin duda alguna, las Fiestas de la Santa Cruz eran las más esperadas por los visueños y visueñas. Las fiestas comenzaban muy temprano, al amanecer, con los sones de la “Alegre diana” interpretados por la banda municipal, acompañada de gigantes y cabezudos y cohetes. Al día siguiente se inauguraba el recinto que albergaba la Santa Cruz que era portada, desde la iglesia en un hermoso paso.
Todo esto se mezclaba con los concursos de “cante jondo”, bailes de la tierra, cucañas, el cinematógrafo y fuegos artificiales. A esto hemos de unir los conciertos, con los que la banda de música, amenizaba las noches en el paseo de la calle Real. Una calle que, al igual que la del Rosario, Muela y Feria, se engalanaban con luminarias a la veneciana. No faltaban en estas alegres fiestas las voladoras, el carrusel, los columpios, las burras y el circo.
La coyuntura económica favorable de los años 20 facilitó diversas obras de mejora en el municipio: ampliación del matadero en el verano de 1924, el traslado de las oficinas consistoriales a la calle Real 56, la mejora de la educación, con la instalación de 6 escuelas, el arreglo de numerosas calles o el asfaltado de la carretera que pasa por nuestra localidad. Todo esto conlleva un crecimiento urbanístico que es paralelo a un aumento demográfico, contando en 1929 con unos 9500 habitantes, de los cuales 2029 eran braceros.
Al “maestro Seri” podemos encuadrarlo en el seno de la generación del 27, donde suena por primera vez el abrazo entre música y literatura. Entre los músicos destacaron
Federico Mompou, Salvador Bacarisse y otros artistas, bajo el genial magisterio de Manuel Falla. De esta manera, la música se moderniza, se hace transparente, bailable y etérea.
Este hombre inteligente e instruido no tuvo la oportunidad de residir en el centro cultural y musical de España, pero puede englobarse en dicha generación por diversos aspectos: por su edad, por el tipo de música que compuso y por los poemas que él mismo glosó. Así en la revista “La voz de Carmona” del año 1926, el maestro dedica el siguiente poema a la mujer visueña:
“Tiene mente de artista, es soñadora,
Su mirada de fuego penetrante,
Pues hiere el corazón en el instante
Con mirada sublime…embiagradora.
Apoteosis de hembra seductora,
Es simpática, ingeniosa y elegante,
Humillando al que quiere ser “tunante”
Con la dulce ironía que atesora.
Sus lumínicos ojos son luceros
Que alumbran de la dicha los senderos
Del que vaya guiado por su luz.
Y si alguno esto encuentra exagerado
Por nosotros al Viso está invitado
A las fiestas del día de la cruz.
Tras el derrumbe de la bolsa de Nueva York en 1929 y al desgaste de la dictadura, Miguel Primo de Rivera, dimitió el 30 de enero de 1930. A finales de febrero de dicho año se disolvieron los Ayuntamientos de la dictadura, constituyéndose en El Viso uno nuevo con los antiguos políticos de la restauración, entre ellos los ex-alcaldes Juan Ramón León Sánchez y Federico Jiménez Jiménez.
Tras el fracaso de los gobiernos del general Berenguer y el almirante Aznar para reestablecer el antiguo sistema constitucional, se celebraron elecciones municipales en toda España en abril de 1931 y en ellas triunfó la coalición republicano-socialista.
El rey Alfonso XIII abandonó el país y el 14 de abril se proclamó la II República. En El Viso los acontecimientos no pasaron desapercibidos y mucha gente vivió estos momentos con gran entusiasmo y alegría. El autobús de José Algaba “el Toli” hizo entrada en el pueblo portando la bandera republicana, gesto que fue imitado por un grupo de republicanos entusiastas. La caída de la monarquía se simbolizó con el acto de arrojar el cuadro del Rey desde el balcón del Ayuntamiento. Ese mismo día, siguiendo las órdenes del Gobierno Civil dejó la alcaldía Alfonso Jiménez León y se creó una Comisión Provisional Gestora, dirigida por el médico Manuel de los Santos y López de Tejada, y compuesta por siete personas de ideario republicano, entre ellas Juan Manuel León Ríos, posteriormente Jefe de la Falange y alcalde en el régimen franquista, y Juan Sánchez García. El “maestro Seri”, de profundas convicciones republicanas, sólo estuvo dos meses como concejal, pues las elecciones del 31 de mayo de 1931 conformaron un nuevo gobierno municipal, dirigido por José Roldán Vergara, un hombre querido por el pueblo por su talante y carácter, pero la muerte le llegó demasiado pronto. El día del entierro, la banda municipal, dirigida por el “maestro Seri” acompañó el cortejo fúnebre desde el domicilio del alcalde, en la calle O’Donnell hasta el cementerio. Luciano Cuevas Roldán fue elegido nuevo alcalde-presidente. Los grandes problemas de su gobierno fueron el tremendo paro obrero y la falta de recursos municipales.
El triunfo de la coalición de partidos de izquierda a nivel nacional, el Frente Nacional, en febrero de 1936, devolvió la alcaldía a Luciano Cuevas Roldán, de Izquierda Republicana, tras el triunfo del bienio conservador.
Durante la República, en los años treinta, el “maestro Seri” fue reconocido como Director oficial perteneciente al Colegio de Directores de Bandas civiles de España.
El alzamiento militar del 18 de julio de 1936 desembocó en una terrible guerra civil que se prolongó hasta el 1 de abril de 1939. Las organizaciones visueñas de izquierda decidieron oponerse al golpe y defender la legalidad republicana en la calle. El 19 se declaró la huelga en el pueblo. Acto seguido, se sabotearon las líneas telefónicas y se cortaron las carreteras de entrada al pueblo mediante barricadas formadas por árboles tumbados y piedras. Se establecieron turnos de guardia en distintos puntos estratégicos con las armas que pudieron conseguir tras el registro de viviendas .El 20 de julio fue saqueado el Círculo Unión Mercantil, el conocido como “Casino de los Señoritos”. El 21 de julio fue saqueada la Iglesia. El sacristán Guerrero y el párroco Primitivo Tarancón fueron obligados a abrir las puertas del templo, amenazados por escopeteros. Fueron profanadas y quemadas varias imágenes (entre ellas la de Patrona Santa María del Alcor, pequeña escultura gótica de finales del siglo XV), objetos y ornamentos sagrados, mobiliario y otros enseres, en la Plaza del Cardenal Spínola. Ese mismo día, por la madrugada, fue asaltada la Capilla del Rosario, siendo gran parte de su contenido quemado en la carretera. Mientras tanto, la Guardia Civil permaneció acuartelada en su sede del antiguo Convento de Corpus Christi.
El 22 de julio se produjeron detenciones de miembros y simpatizantes de organizaciones conservadoras. Pese a las amenazas, no hubo derramamiento de sangre.
El bombardeo de Alcaudete y de Carmona por las tropas franquistas hizo que el pánico se hiciera notar en muchos visueños y visueñas, desmantelándose la débil defensa y produciéndose una desbandada generalizada.
El Viso dejó de ser republicano el 24 de julio del 1936, cuando las fuerzas del puesto de la Guardia Civil, auxiliadas por voluntarios de ideología conservadora, se hicieron dueños de la situación. Entonces empezó una dura represión, cuyos tentáculos llegaron a nuestro protagonista. El 27 de julio pudieron apagarse las notas musicales del maestro, ya que intentaron darle “el paseo”, pero la mediación de Manuel de los Santos, el respetado médico de la localidad, y de León Ríos, le salvaron de una muerte segura. Tras este desagradable incidente, Juan Sanchez no tuvo más problemas y mantuvo su doble condición de zapatero y músico.
La casa de la familia de los Seri en la calle Cruz fue durante varias décadas una especie de escuela de artes y oficios. Magdalena, la esposa, era una sastra de categoría, mientras su esposo desempeñaba dos artes simultáneamente, un taller de zapatería artesanal con sus dos hijos varones y algunos empleados, y su cargo de Director de la Banda Municipal de Música. A esto hemos de añadir que su primogénita Manolita la del Seri, fundara en su casa una escuela.
Debido a la desaparición de la antigua imagen de la Patrona en 1936, el Ayuntamiento acordó en 1937 costear la imagen nueva de la Patrona, contratándose en 1938 la nueva talla, siendo su autor el imaginero Manuel Cerquera Becerra. En 1939 se acordó nombrar a la Patrona Alcaldesa Honoraria de la Villa. Estos honores se rendirían en septiembre de este mismo año, con la inauguración de la Iglesia parroquial y el traslado de la imagen al templo, acompañada por un numeroso séquito de autoridades civiles y eclesiásticas, un numeroso gentío y los sones de la Banda Municipal dirigida por el “Maestro Seri”.
Los años de la postguerra fueron muy duros en El Viso, siendo mitigados en parte por el protagonista de este documental, ya que ayudaba a todo el que llegaba a su casa solicitando algo de comida.
Durante la dictadura franquista, y especialmente bajo la alcaldía de Juan Manuel León Ríos, fueron los años dorados de creación artística de nuestro genio, tras el florecimiento de las Hermandades. No obstante, su producción musical es muy variada: la música de una canción de una cupletista de los años 20, música para letras de carnaval en la República, pasodobles, como el titulado “Los Alcores”, fandangos, villancicos, marchas procesionales o su famosa diana “Feliz amanecer”.
Fue en el año 1940 cuando se reorganiza la Hermandad de la Vera-Cruz y se encargan unas nuevas imágenes que actualmente son las que procesionan el Jueves Santo por El Viso. El Hermano Mayor, Cándido Borrego, le encargó la marcha “Vera-Cruz” a su gran amigo, Juan Sánchez. El “Maestro Seri” puso su genial música a varios himnos religiosos: el de la Virgen del Rosario, Santa María del Alcor (con letra de Sixto Jiménez), Nuestro Padre Jesús Nazareno o Virgen de los Dolores (este último fue el único del que escribió música y letra).
Juan Sánchez también destacó como profesor. Sus alumnos y alumnas despuntaron por su gran preparación en los duros exámenes que se realizaban en el conservatorio de Sevilla. Fue un pedagogo extraordinario, pero exigente y de mal carácter, pero que ofrecía una magnífica preparación musical a sus alumnos, tales como Raquel Jiménez o su nieto Juan Santos.
El “Maestro Seri”, aunque tuvo la oportunidad de dirigir a bandas más importantes, continuó como director de la Banda Municipal de El Viso hasta su jubilación. La enfermedad se lo llevó rápidamente, falleciendo el 19 de abril de 1961, a los 72 años de edad. Sucede provisionalmente al “Maestro Seri” su hijo Santiago, ayudado por su hermano Ignacio, que estuvo al frente de la formación musical como subdirector hasta la llegada, en enero de 1962, del granadino Rogelio Gil García, que procedía de la banda de Toro (Zamora). Pronto, se hace cargo de la Banda, el director adjunto, Juan Santos Sánchez, el nuevo “Maestro Seri”, al poder justificar oficialmente sus estudios de armonía, contando tan solo con 21 años de edad.
La banda municipal fue disuelta oficialmente en el verano de 1971. Sin embargo, el nieto del artista adquiere la instrumentación por 37.200 pesetas y crea la banda, de carácter privado, de cornetas y tambores “Santa María del Alcor”.
El “Maestro Seri” puso las bases musicales en este pueblo, continuándola sus hijos, nietos y biznietos, así como otros muchos amantes de la música.
En agradecimiento a su magisterio, el Ayuntamiento rotuló una calle en honor de este genial artista de cuya muerte se cumple el cincuenta aniversario, por lo que este hombre sencillo, amable y bondadoso, bien merece el título de Hijo Predilecto de la localidad.
Y mientras tanto, el tiempo pasa inexorable, silencioso; y el piano, el viejo piano, dormido y solitario guarda, como un tesoro, melodiosas notas esperando una mano amiga que las despierte de su profundo letargo…
José Ángel Campillo de los Santos
Marco Antonio Campillo de los Santos