LA SAGA DE LOS CHOCHALES I
En estos días en los que, tras el pleno municipal del pasado día, ha surgido “la movida” del archivo municipal, quisiera dar a conocer la historia de una familia, concretamente la mía, o mejor dicho, una parte de la mía, la que lleva el apellido “de los Santos”.
Con esta humilde aportación a nuestra historia quiero mostrar la importancia que tienen los archivos, porque en ellos se deposita parte de nuestra historia, tanto pública como, en este caso privada, pero al fin y al cabo, historia.
1.-LOS ANTECEDENTES
Podemos remontarnos a finales del siglo XVI o comienzos del XVII cuando empezamos a encontrar el apellido “de los Santos” entre los vecinos de nuestro pueblo. El primero que aparece es Juan de los Santos, casado con Juana Oliva. Entre esta pareja de comienzos del XVII y la formada por Pedro de los Santos y Mencia Gregoria Pineda, hemos de hacer mención a dos generaciones más: la de José, casado con María Romero, y la de Rodrigo Germán, casado con María Manuela Franco.
Con documentación que no se ciña únicamente a un nombre y apellido, hemos de partir del padrón de 1694, fecha en la que encontramos las primeras referencias familiares de Pedro de los Santos, casado con Mencia Gregoria Pineda. En estas fechas ya serían mayores, pues José, Juan y Rodrigo, sus hijos, aparecen empadronados en distintos domicilios. Así, José y Juan vivían en la calle Albaicín, y Rodrigo, el más pequeño, casado con Josefa Muñoz, en la calle Real.
Centrémonos en Rodrigo y en su hijo Bernardo, que una vez contrajo matrimonio con María Andrea Ortiz, estableció su residencia en la calle Albaicín. De este matrimonio tenemos constancia de la existencia, nuevamente, de tres varones: Diego, Juan y Bernardino, tal y como reza en el padrón de 1776. Diego pudo nacer en torno a 1770, Juan en 1772, y Bernardino José Pedro de los Dolores (diminutivo para diferenciarlo de su padre), en 1776. Como podemos observar entre Juan y Bernardino hay una diferencia de edad de cuatro años, por lo que podemos presuponer que entre ambos hubo niños que murieron a edad temprana o, también cabe la posibilidad de lo que en la época se denominaba como “mal parto”, que no es más que un aborto natural.
Según el catastro de Ensenada de 1761, Bernardo, padre de Bernardino, era arriero y propietario de seis bestias, concretamente un macho de carga y seis jumentos. Muy posiblemente falleció con anterioridad a 1798, pues no aparece en el padrón de la referida fecha. Además, los hijos, ya mayores y emancipados, aparecen empadronados en domicilios distintos: Diego, en la calle Convento; Juan, en la del Albaicín, tal vez en la casa paterna, y Bernardino o Bernardo en la calle Carmona, aunque con anterioridad había residido en la calle Albaicín (1787), lo que nos ratifica que en esta calle estaba la casa familiar.
Del matrimonio formado por Bernardino y María Antonia Roldán nacieron: Josefa María (1814), Juan José (1818), Josefa Bernarda (1820) y María Manuela (1822). De esta prole nos interesa el varón, Juan José, que también aparece en la mayoría de las ocasiones como José, que contrajo matrimonio con María Josefa Cumplido Cadenas en 1835.
José Ángel Campillo de los Santos
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