LA TABLADA: CIUDAD MILENARIA DE LOS ALCORES
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Foto: Ferrocarril en la Estación de El Viso con la Tablada al fondo (1950)
LA TABLADA
CIUDAD MILENARIA DE LOS ALCORES
/ SITUACIÓN Y CARACTERÍSTICAS / ORIGEN DEL POBLADO /
/ LA CIUDAD DE LA TABLADA /
/ YACIMIENTOS SIMILARES / BIBLIOGRAFÍA /
La Tablá es un gran promontorio que se adelanta en el acusado escarpe de Los Alcores, especialmente por el hueco que deja la gran vaguada que sirve de escenario a la villa de El Viso del Alcor. Está aislada prácticamente por casi todos sus lados gracias a la acusada orografía del alcor, lo cual favorece su defensa. Además, desde su cima se divisa la inmensidad de la vega, lo que le confiere una envidiable posición estratégica.Sin embargo, la incrustación de numerosas piedras (muchas de las cuales no son propias de la zona) parecen demostrar que la Tablada ha sido emcumbrada parcialmente con el fin de dificultar aún más su accesibilidad. Estos aspectos militares, unidos a la gran riqueza hídrica de sus proximidades (Fuente del Sol, Fuente de la Muela,...) y a la cercanía de fértiles campos de cultivo, provoca que dicho lugar esté poblado desde épocas remotas.
El deterioro de este valioso yacimiento, provocado por la ubicación en parte del mismo del recinto ferial ("Tabá Baja") y del intensivo uso agrícola del resto ("Tabla Alta"), unido a la falta de una excavación arqueológica de la zona, dificultan en grado sumo su estudio; no obstante, los hallazgos de abundantes restos cerámicos y de grandes piedras parcialmente labradas, las opiniones doctas de eminentes historiadores, asi como una pormenorizada observación del terreno, nos permiten realizar una serie de hipótesis que intenten aportar un poco más de luz sobre el asunto.
1- PERÍODO PROTOORIENTALIZANTE (950-700 a.C.)
Esta etapa se caracteriza por la llegada a la Península de fenicios y griegos en busca de nuestros abundantes recursos agrícolas y, sobre todo, mineros. Esta riqueza natural es atestiguada por numerosos autores grecolatinos. El período en cuestión parece inestable con la llegada de estos pueblos semitas. Dicha inestabilidad se atestigua por la proliferación de fortificaciones (Mesa de Gandul, Carmona y construcción de la Motilla de Alcaudete). En dicha época se desarrollaría la Tablada como una de las primeras ciudades de Occidente, ya que ,simultáneamente, los Celtas habitaban pequeños poblados en el centro y norte de Europa. Posiblemente, la Tablá estuvo amurallada, en torno al siglo VIII a.C. (momento especialmente tenso del Bronce Final). La presencia en su base de varias piedras de grandes dimensiones, algunas de las cuales han sido arrojadas ladera abajo, labradas de manera algo tosca y con hendiduras en sus extremos para un perfecto ajuste de las mismas sin ningún tipo de argamasa con la adición de guijarros, puede atestiguar la tradición de fortificar esta ciudad. Las fortificaciones de esta época son paramentos ciclópeos de tipo cónico, ya que no se conoce todavía el sistema constructivo del paramento vertical. Posiblemente, la muralla, de existir, recorrería la parte de acceso, con algún bastión cónico y defendiendo especialmente la parte más débil del recinto, el puerto que da al recinto ferial ("Tablá Baja").
2- PERÍODO ORIENTALIZANTE O TARTÉSICO (750-600 a.C.)
La época tartésica es la orientalizante por excelencia debido a las enormes influencias comerciales y culturales de los pueblos llegados del otro lado del Mediterráneo, fenicios y griegos.
El mítico Tartessos estaba fragmentado en numerosos reinos independientes, que tenían en común una similar cultura y una subordinación a una ciudad principal situada en algún lugar desconocido del triángulo Huelva-Sevilla-Cádiz.
Este largo espacio de tiempo supuso un importante aumento demográfico, motivado por las pacíficas relaciones comerciales con los fenicios y griegos. Además, se produjo un gran desarrollo de la metalurgia (especialmente la del hierro) y la arribada a estos lares de un gran avance técnico llegado de oriente: el torno cerámico (siglo VI a.C.).
Este esplendor también se ve reflejado en el poblado que nos ocupa, tal como atestigua el gran desarrrollo que experimenta su necrópolis, ubicada en el paraje conocido como Santa Lucía o La Santa. "Su posición junto al Alcor, ocupando toda la loma hace que relacionemos esta necrópolis con el hábitat inmediato de Mesa de la Tablada, al cual sin duda pertenece" (AMORES;F: Carta Arqueológica de los Alcores, pag. 96). En dicho lugar, situado, al parecer, junto a la Fábrica de Muebles Pino Sastre, detrás del Polideportivo, había túmulos funerarios (unos 17 para Cañal y 14 para Bonsor, de entre 1,50 y 6 metros de altura) de distinta tipología, es decir, de incineración e inhumación. Esta profusión de distintos tipos de ritos dentro de unas mismas variables espacio-temporales parecen suponer un cambio cultural por influencia semita e indoeuropea (estos pueblos tenían la costumbre funeraria de cremar a sus muertos). Lo anteriormente expuesto queda atestiguado por el hecho de que las sepulturas de inhumación tenían ajuares arcaicos, en cambio las que se encuentran en las tumulares son más evolucionadas. Bonsor describe que excavó un túmulo de 2,35 m de altura con una fosa de incineración de 80 cm de profundidad, llena de cenizas y con objetos cercanos quemados. El ajuar, con una cronología aproximada del siglo VII-VI a.C., lo componía un pequeño bote de marfil, cuatro peines y tres placas de marfil decoradas con frisos de animales, palmeras y flores de loto; dos conchas grabadas y un huevo de avestruz con los bordes dentados y decorados con líneas rectas y zig-zag grabadas y pintadas en rojo.
Las casas del poblado de la Tablá eran de forma circular o rectangular, ocupando el lugar más elevado de la ciudad (en torno al vértice geodésico actual) . Los materiales de construcción eran poco resistentes, tales como paja, adobe o madera (sólo los zócalos estaban compuestos de piedra). Además no existía ningún tipo de planificación urbanística.
Todo este desarrollo conduce a una diversificación de las prácticas económicas de esta población, lo que favoreció la tendencia a una creciente estratificación social. Esto hace aparecer a un grupo especializado en la cerámica, tal como lo demuestran los restos de alfares y canteras de barro alrededor de la milenaria ciudad de la Tablá.
MARCO ANTONIO CAMPILLO DE LOS SANTOS
/ LA CIUDAD DE LA TABLADA /
/ YACIMIENTOS SIMILARES / BIBLIOGRAFÍA /
La Tablada es un yacimiento arqueológico, situado al extremo sur del casco urbano del pueblo sevillano de El Viso del Alcor, con una extensión aproximada de nueve hectáreas y con 174 metros de altitud en el vértice geodésico que corona su cumbre.
La Tablá es un gran promontorio que se adelanta en el acusado escarpe de Los Alcores, especialmente por el hueco que deja la gran vaguada que sirve de escenario a la villa de El Viso del Alcor. Está aislada prácticamente por casi todos sus lados gracias a la acusada orografía del alcor, lo cual favorece su defensa. Además, desde su cima se divisa la inmensidad de la vega, lo que le confiere una envidiable posición estratégica.Sin embargo, la incrustación de numerosas piedras (muchas de las cuales no son propias de la zona) parecen demostrar que la Tablada ha sido emcumbrada parcialmente con el fin de dificultar aún más su accesibilidad. Estos aspectos militares, unidos a la gran riqueza hídrica de sus proximidades (Fuente del Sol, Fuente de la Muela,...) y a la cercanía de fértiles campos de cultivo, provoca que dicho lugar esté poblado desde épocas remotas.
El deterioro de este valioso yacimiento, provocado por la ubicación en parte del mismo del recinto ferial ("Tabá Baja") y del intensivo uso agrícola del resto ("Tabla Alta"), unido a la falta de una excavación arqueológica de la zona, dificultan en grado sumo su estudio; no obstante, los hallazgos de abundantes restos cerámicos y de grandes piedras parcialmente labradas, las opiniones doctas de eminentes historiadores, asi como una pormenorizada observación del terreno, nos permiten realizar una serie de hipótesis que intenten aportar un poco más de luz sobre el asunto.
ORIGEN DEL POBLADO
El origen de un poblado en la Tablada es incierto.No existen evidencias ciertas de la ocupación en el Calcolítico (2500-1700 a.C), sólo indicios . No obstante, el hallazgo de hachas pulimentadas por el arqueólogo Fernando Amores y por particulares, así como el modelo de ocupación estable en dicha etapa, con una cadencia de núcleos habitados cada cinco kilómetros (Gandul, La Tablada, Alcaudete, El Acebuchal, Carmona, Ranilla y Entremalos), parecen sugerir que dicha posibilidad sea más que probable. De todas formas, sin la realización de unas excavaciones arqueológicas adecuadas es imposible afirmarlo con seguridad.
LA CIUDAD DE LA TABLADA
La etapa cronológica de la que vamos a ocuparnos (primer milenio a.C.) incluye una serie de períodos:
El origen de un poblado en la Tablada es incierto.No existen evidencias ciertas de la ocupación en el Calcolítico (2500-1700 a.C), sólo indicios . No obstante, el hallazgo de hachas pulimentadas por el arqueólogo Fernando Amores y por particulares, así como el modelo de ocupación estable en dicha etapa, con una cadencia de núcleos habitados cada cinco kilómetros (Gandul, La Tablada, Alcaudete, El Acebuchal, Carmona, Ranilla y Entremalos), parecen sugerir que dicha posibilidad sea más que probable. De todas formas, sin la realización de unas excavaciones arqueológicas adecuadas es imposible afirmarlo con seguridad.
LA CIUDAD DE LA TABLADA
La etapa cronológica de la que vamos a ocuparnos (primer milenio a.C.) incluye una serie de períodos:
- PROTOORIENTALIZANTE (finales del Bronce III, 950-750 a.C.)
- PERÍODO ORIENTALIZANTE O TARTÉSICO (750-600 a.C.)
- IBÉRICO (siglo V- III a.C.)
- ROMANO (finales siglo III a.C.- V d.C.)
1- PERÍODO PROTOORIENTALIZANTE (950-700 a.C.)
Esta etapa se caracteriza por la llegada a la Península de fenicios y griegos en busca de nuestros abundantes recursos agrícolas y, sobre todo, mineros. Esta riqueza natural es atestiguada por numerosos autores grecolatinos. El período en cuestión parece inestable con la llegada de estos pueblos semitas. Dicha inestabilidad se atestigua por la proliferación de fortificaciones (Mesa de Gandul, Carmona y construcción de la Motilla de Alcaudete). En dicha época se desarrollaría la Tablada como una de las primeras ciudades de Occidente, ya que ,simultáneamente, los Celtas habitaban pequeños poblados en el centro y norte de Europa. Posiblemente, la Tablá estuvo amurallada, en torno al siglo VIII a.C. (momento especialmente tenso del Bronce Final). La presencia en su base de varias piedras de grandes dimensiones, algunas de las cuales han sido arrojadas ladera abajo, labradas de manera algo tosca y con hendiduras en sus extremos para un perfecto ajuste de las mismas sin ningún tipo de argamasa con la adición de guijarros, puede atestiguar la tradición de fortificar esta ciudad. Las fortificaciones de esta época son paramentos ciclópeos de tipo cónico, ya que no se conoce todavía el sistema constructivo del paramento vertical. Posiblemente, la muralla, de existir, recorrería la parte de acceso, con algún bastión cónico y defendiendo especialmente la parte más débil del recinto, el puerto que da al recinto ferial ("Tablá Baja").
2- PERÍODO ORIENTALIZANTE O TARTÉSICO (750-600 a.C.)
La época tartésica es la orientalizante por excelencia debido a las enormes influencias comerciales y culturales de los pueblos llegados del otro lado del Mediterráneo, fenicios y griegos.
El mítico Tartessos estaba fragmentado en numerosos reinos independientes, que tenían en común una similar cultura y una subordinación a una ciudad principal situada en algún lugar desconocido del triángulo Huelva-Sevilla-Cádiz.
Este largo espacio de tiempo supuso un importante aumento demográfico, motivado por las pacíficas relaciones comerciales con los fenicios y griegos. Además, se produjo un gran desarrollo de la metalurgia (especialmente la del hierro) y la arribada a estos lares de un gran avance técnico llegado de oriente: el torno cerámico (siglo VI a.C.).
Este esplendor también se ve reflejado en el poblado que nos ocupa, tal como atestigua el gran desarrrollo que experimenta su necrópolis, ubicada en el paraje conocido como Santa Lucía o La Santa. "Su posición junto al Alcor, ocupando toda la loma hace que relacionemos esta necrópolis con el hábitat inmediato de Mesa de la Tablada, al cual sin duda pertenece" (AMORES;F: Carta Arqueológica de los Alcores, pag. 96). En dicho lugar, situado, al parecer, junto a la Fábrica de Muebles Pino Sastre, detrás del Polideportivo, había túmulos funerarios (unos 17 para Cañal y 14 para Bonsor, de entre 1,50 y 6 metros de altura) de distinta tipología, es decir, de incineración e inhumación. Esta profusión de distintos tipos de ritos dentro de unas mismas variables espacio-temporales parecen suponer un cambio cultural por influencia semita e indoeuropea (estos pueblos tenían la costumbre funeraria de cremar a sus muertos). Lo anteriormente expuesto queda atestiguado por el hecho de que las sepulturas de inhumación tenían ajuares arcaicos, en cambio las que se encuentran en las tumulares son más evolucionadas. Bonsor describe que excavó un túmulo de 2,35 m de altura con una fosa de incineración de 80 cm de profundidad, llena de cenizas y con objetos cercanos quemados. El ajuar, con una cronología aproximada del siglo VII-VI a.C., lo componía un pequeño bote de marfil, cuatro peines y tres placas de marfil decoradas con frisos de animales, palmeras y flores de loto; dos conchas grabadas y un huevo de avestruz con los bordes dentados y decorados con líneas rectas y zig-zag grabadas y pintadas en rojo.
Las casas del poblado de la Tablá eran de forma circular o rectangular, ocupando el lugar más elevado de la ciudad (en torno al vértice geodésico actual) . Los materiales de construcción eran poco resistentes, tales como paja, adobe o madera (sólo los zócalos estaban compuestos de piedra). Además no existía ningún tipo de planificación urbanística.
Todo este desarrollo conduce a una diversificación de las prácticas económicas de esta población, lo que favoreció la tendencia a una creciente estratificación social. Esto hace aparecer a un grupo especializado en la cerámica, tal como lo demuestran los restos de alfares y canteras de barro alrededor de la milenaria ciudad de la Tablá.
3- PERÍODO IBÉRICO (SIGLOS V-III a.C.)
La época ibérica o turdetana es el resultado del colapso de Tartessos, bien por la destrucción de su capital de manos de los cartagineses (siglo VI a.C.), tal como defienden algunos historiadores como Schulten, Blanco Frejeiro o García Benítez o por el desbarajuste de los mercados metalíferos (García de Cortázar y González Vesga), producido por la interrupción del abastecimiento de estaño para la producción de bronce. Sea como fuere, se produce una mayor atomización política del sur peninsular: es el famoso individualisnmo de los íberos, tal como queda reflejado en la opinión de un historiador del siglo I: "... si hubieran querido unir sus armas, no les habría sido posible a los cartagineses atacar y someter impunemente a la mayor parte de ellos, ni aún antes a los tirios, luego a los celtas..." (ESTRABÓN: Libro III de Geografía. Traducción de García Bellido, pág. 93). Tal como expone el autor anterior, los íberos turdetanos, habitantes del valle del Guadalquivir, van a ser sometidos por los cartagineses (sucesores directos de los fenicios) , que ocupan parte del territorio peninsular tras su derrota frente a Roma en la Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.). La ocupación militar de Amílcar Barca (padre de Aníbal y suegro de Asdrúbal) en el año 237 a.C. pone de manifiesto estas intenciones "colonialistas". La influencia cultural de los púnicos sobre sus "aliados" ibéricos va a ser importante, aunque con menor intensisdad que en época orientalizante.
El patrón de poblamiento en la comarca de Los Alcores durante el Bronce Final y el período orientalizante, y que continúa en época ibérica, se basa en la ubicación de los asentamientos a distancias semejantes en torno al escarpe de los Alcores, controlando los recursos de la Vega. Los dos centros principales, Carmona y Gandul, se disponen en los extremos de la distribuición, separados entre sí a la máxima distancia.
La alianza entre los turdetanos de la Tablá y los cartagineses se pone de manifiesto en la antigua existencia en nuestro reducido término municipal de cuatro torres vigías ("turris Hanníbalis"), como argumenta Peláez del Espino: la primera ubicada cerca del camino de la estación ("casita del mortero"); dos de ellas en el solar de la "casa-palacio" de Los Condes del Castellar, y la última en el espacio que actualmente ocupa la capilla del Cristo del Amor.
Iberia se va a ver inmersa en la dura pugna entre romanos y cartagineses por el dominio del Mediterráneo (Segunda Guerra Púnica, 218-201 a.C.), por lo que posiblemente se refuerzan las murallas de la Tablada, tal como se observa en Carmona.
La casa típica turdetana estaba compuesta por materiales pobres (madera, guijarros y adobe), lo que da lugar a que no queden prácticamente restos. Era corriente entre los íberos enlucir y pintar las paredes de sus casas rectangulares. También rellenaban el suelo de sus viviendas con guijarros con cal (la presencia todavía hoy de esas piedras en dicho lugar con incrustaciones de ese material parece demostrarlo). Las casas estarían situadas probablemente en el lugar más elevado de la Tablá, alrededor del vértice geodésico, y protegidas por un cinturón interno de grandes piedras. Los íberos no llegaron demasiado lejos en soluciones propiamente arquitectónicas, ciñiéndose al uso del dintel y el arquitrabe, aunque emplearon en ocasiones el falso arco y la falsa bóveda, construidos por aproximación de hiladas. Esta pobreza arquitectónica contrasta con la riqueza de su orfebrería, como atestigua el tesoro de Mairena del Alcor, fechado en torno al siglo III a.C., el cual está compuesto por valiosas piezas de oro (torques, dos brazaletes, diadema, cinturón, fíbula, pulsera, anillo, bulla y colgante) y plata (copa y dos vasos).
Los numerosos fragmentos cerámicos existentes en la base y laderas de la Tablá denotan una incesante labor comercial y agrícola.
Según Estrabón, la agricultura ibérica era muy abundante y variada. Varrón indica que los íberos turdetanos conocían el arado y el trillo antes de la llegada de los romanos. Los productos agrarios principales son el trigo, el olivo (los fenicios enseñaron a los indígenas la técnica de injertar el acebuche) y la vid. Otras actividades económicas significativas, como complemento de la agricultura, son la ganadería (caballos, asnos, mulos, vacas, cabras, ovejas,...) y la caza de los animales típicos de la fauna mediterránea en un medio natural mucho menos degradado que en la actualidad.
En cuanto a la cerámica de la Tablá hemos de decir que es muy abundante y diversa: ánforas, grandes vasijas, cuencos, platos,... (decoradas con bandas de influencia púnica, bruñidas, de gris de occidente,...)
El guerrero ibérico se protegía en el combate con casco, coraza y un pequeño escudo. Empleaba como armas ofensivas la jabalina, honda, espada y la famosa falcata.
Los habitantes de la Tablá protagonizaron en todas las épocas una intensa vida religiosa. El principar lugar donde se realizaban los ritos mágico-religiosos hubo de ser la Fuente del Sol. Esta hipótesis la fundamento en una serie de principios: su cercanía, su ubicación (al este, como resurgimiento de la nueva vida), su abundancia de agua (elemento sagrado y purificador), el hallazgo en sus cercanías de exvotos romanos, que pueden indicar una continuidad con lo ibérico, etc.
Nuestros "antepasados" ibéricos dejaron de llevar a sus muertos a la Santa: "el cambio cultural de ambos períodos (orientalizante e ibérico) se plasma en el final de las necrópolis orientalizantes, que no pasan del siglo VI a.C., y el inicio de nuevas prácticas funerarias no halladas hsata ahora en los Alcores (AMORES: Carta..., pág. 241). El rito funerario de los íberos era la cremación, como en casi todo el Mediterráneo. A los guerreros se les enterraba con sus armas, y se le depositaban vasos de ofrendas, que se debían de arrojar, igual que las armas, en la pira de cremación.
4- PERÍODO ROMANO
La presencia de cerámica campaniense A (vajilla pigmentada de negro que es considerada la cerámica de la conquista de Hispania por las legiones romanas) y de algunas monedas, entre otros hallazgos, indican la conquista temprana de la Tablada por los romanos (finales del siglo III). El Informe Completo de Patrimonio Inmueble Arqueológico de la Junta de Andalucía referido a la Tablada indica lo siguiente: "En la falda del promontorio, en el extremo oeste del actual campo de feria, hay restos de actividad industrial-alfarería ibérica y necrópolis romana". Según esta misma fuente, existirían construcciones funerarias de la todo el período de dominación romana (finales siglo III a.C.-siglo V).
La romanización fue rápida en la Turdetania debido al mayor de desarrollo de la civilización romana. "Los turdetanos, sobre todo los que viven en la ribera del Betis, han adquirido enteramente la manera de vivir de los romanos hasta olvidar su idioma propio" (ESTRABÓN: Geografía III, 2, 15). Los ajuares presentes en otras necrópolis, como la del barrio de la Anchoas, en el extremo opuesto de El Viso del Alcor, demuestran una mezcla de culturas y ritos ibérico-romanos.
Durante la crisis del Imperio Romano a partir del siglo III se produce un éxodo de la población urbana al campo. Este éxodo pudo afectar a la Tablada, que poco se fue quedando vacía de población. Parece que la citada población se fue repartiendo por las numerosas villae hispanorromanas (haciendas hispanorromanas dedicadas a la agricultura y ganadería) existentes en los alrededores, tanto en la zona de las terrazas alcoreñas, dedicadas al cultivo del olivar (Rancho Grande, La Vívora, Chorrillo,...), como en la vega (estas últimas dedicadas al cultivo del cereal, como las villae de Alcaude, Moscoso, del Rancho del Zurdo, Santa Lucía,...). La villae más importante fue la situada en el yacimiento de la Estación, situado en el olivar junto al matadero, también dedicada al cultivo del cereal (los restos de mosaicos, columnas y otros objetos parecer asegurar la importancia de este yacimiento arqueológico)
Para finalizar, hemos de hacer una breve reflexión sobre el estado de deterioro de este yacimiento debido a varias factores: la explotación agrícola, el escaso interés general sobre nuestro patrimonio, el expolio de "buscatesoros", el desconocimiento de la mayor parte de la población visueña,...
Una buena fórmula para evitar el deterioro de este enclave protohistórico sería su adquisición por parte del Ayuntamiento de El Viso del Alcor como la guinda al entorno del Parque de la Muela. Otra medida de protección sería la realización en dicho lugar de excavaciones y estudios serios en colaboración con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de las Universidades sevillanas para que los visueños y visueños conozcan su verdadero valor.
Realmente, si protegiéramos nuestro patrimonio, podría fomentarse en El Viso el turismo cultural, más si cabe aprovechando la cercanía de Carmona.
La época ibérica o turdetana es el resultado del colapso de Tartessos, bien por la destrucción de su capital de manos de los cartagineses (siglo VI a.C.), tal como defienden algunos historiadores como Schulten, Blanco Frejeiro o García Benítez o por el desbarajuste de los mercados metalíferos (García de Cortázar y González Vesga), producido por la interrupción del abastecimiento de estaño para la producción de bronce. Sea como fuere, se produce una mayor atomización política del sur peninsular: es el famoso individualisnmo de los íberos, tal como queda reflejado en la opinión de un historiador del siglo I: "... si hubieran querido unir sus armas, no les habría sido posible a los cartagineses atacar y someter impunemente a la mayor parte de ellos, ni aún antes a los tirios, luego a los celtas..." (ESTRABÓN: Libro III de Geografía. Traducción de García Bellido, pág. 93). Tal como expone el autor anterior, los íberos turdetanos, habitantes del valle del Guadalquivir, van a ser sometidos por los cartagineses (sucesores directos de los fenicios) , que ocupan parte del territorio peninsular tras su derrota frente a Roma en la Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.). La ocupación militar de Amílcar Barca (padre de Aníbal y suegro de Asdrúbal) en el año 237 a.C. pone de manifiesto estas intenciones "colonialistas". La influencia cultural de los púnicos sobre sus "aliados" ibéricos va a ser importante, aunque con menor intensisdad que en época orientalizante.
El patrón de poblamiento en la comarca de Los Alcores durante el Bronce Final y el período orientalizante, y que continúa en época ibérica, se basa en la ubicación de los asentamientos a distancias semejantes en torno al escarpe de los Alcores, controlando los recursos de la Vega. Los dos centros principales, Carmona y Gandul, se disponen en los extremos de la distribuición, separados entre sí a la máxima distancia.
La alianza entre los turdetanos de la Tablá y los cartagineses se pone de manifiesto en la antigua existencia en nuestro reducido término municipal de cuatro torres vigías ("turris Hanníbalis"), como argumenta Peláez del Espino: la primera ubicada cerca del camino de la estación ("casita del mortero"); dos de ellas en el solar de la "casa-palacio" de Los Condes del Castellar, y la última en el espacio que actualmente ocupa la capilla del Cristo del Amor.
Iberia se va a ver inmersa en la dura pugna entre romanos y cartagineses por el dominio del Mediterráneo (Segunda Guerra Púnica, 218-201 a.C.), por lo que posiblemente se refuerzan las murallas de la Tablada, tal como se observa en Carmona.
La casa típica turdetana estaba compuesta por materiales pobres (madera, guijarros y adobe), lo que da lugar a que no queden prácticamente restos. Era corriente entre los íberos enlucir y pintar las paredes de sus casas rectangulares. También rellenaban el suelo de sus viviendas con guijarros con cal (la presencia todavía hoy de esas piedras en dicho lugar con incrustaciones de ese material parece demostrarlo). Las casas estarían situadas probablemente en el lugar más elevado de la Tablá, alrededor del vértice geodésico, y protegidas por un cinturón interno de grandes piedras. Los íberos no llegaron demasiado lejos en soluciones propiamente arquitectónicas, ciñiéndose al uso del dintel y el arquitrabe, aunque emplearon en ocasiones el falso arco y la falsa bóveda, construidos por aproximación de hiladas. Esta pobreza arquitectónica contrasta con la riqueza de su orfebrería, como atestigua el tesoro de Mairena del Alcor, fechado en torno al siglo III a.C., el cual está compuesto por valiosas piezas de oro (torques, dos brazaletes, diadema, cinturón, fíbula, pulsera, anillo, bulla y colgante) y plata (copa y dos vasos).
Los numerosos fragmentos cerámicos existentes en la base y laderas de la Tablá denotan una incesante labor comercial y agrícola.
Según Estrabón, la agricultura ibérica era muy abundante y variada. Varrón indica que los íberos turdetanos conocían el arado y el trillo antes de la llegada de los romanos. Los productos agrarios principales son el trigo, el olivo (los fenicios enseñaron a los indígenas la técnica de injertar el acebuche) y la vid. Otras actividades económicas significativas, como complemento de la agricultura, son la ganadería (caballos, asnos, mulos, vacas, cabras, ovejas,...) y la caza de los animales típicos de la fauna mediterránea en un medio natural mucho menos degradado que en la actualidad.
En cuanto a la cerámica de la Tablá hemos de decir que es muy abundante y diversa: ánforas, grandes vasijas, cuencos, platos,... (decoradas con bandas de influencia púnica, bruñidas, de gris de occidente,...)
El guerrero ibérico se protegía en el combate con casco, coraza y un pequeño escudo. Empleaba como armas ofensivas la jabalina, honda, espada y la famosa falcata.
Los habitantes de la Tablá protagonizaron en todas las épocas una intensa vida religiosa. El principar lugar donde se realizaban los ritos mágico-religiosos hubo de ser la Fuente del Sol. Esta hipótesis la fundamento en una serie de principios: su cercanía, su ubicación (al este, como resurgimiento de la nueva vida), su abundancia de agua (elemento sagrado y purificador), el hallazgo en sus cercanías de exvotos romanos, que pueden indicar una continuidad con lo ibérico, etc.
Nuestros "antepasados" ibéricos dejaron de llevar a sus muertos a la Santa: "el cambio cultural de ambos períodos (orientalizante e ibérico) se plasma en el final de las necrópolis orientalizantes, que no pasan del siglo VI a.C., y el inicio de nuevas prácticas funerarias no halladas hsata ahora en los Alcores (AMORES: Carta..., pág. 241). El rito funerario de los íberos era la cremación, como en casi todo el Mediterráneo. A los guerreros se les enterraba con sus armas, y se le depositaban vasos de ofrendas, que se debían de arrojar, igual que las armas, en la pira de cremación.
4- PERÍODO ROMANO
La presencia de cerámica campaniense A (vajilla pigmentada de negro que es considerada la cerámica de la conquista de Hispania por las legiones romanas) y de algunas monedas, entre otros hallazgos, indican la conquista temprana de la Tablada por los romanos (finales del siglo III). El Informe Completo de Patrimonio Inmueble Arqueológico de la Junta de Andalucía referido a la Tablada indica lo siguiente: "En la falda del promontorio, en el extremo oeste del actual campo de feria, hay restos de actividad industrial-alfarería ibérica y necrópolis romana". Según esta misma fuente, existirían construcciones funerarias de la todo el período de dominación romana (finales siglo III a.C.-siglo V).
La romanización fue rápida en la Turdetania debido al mayor de desarrollo de la civilización romana. "Los turdetanos, sobre todo los que viven en la ribera del Betis, han adquirido enteramente la manera de vivir de los romanos hasta olvidar su idioma propio" (ESTRABÓN: Geografía III, 2, 15). Los ajuares presentes en otras necrópolis, como la del barrio de la Anchoas, en el extremo opuesto de El Viso del Alcor, demuestran una mezcla de culturas y ritos ibérico-romanos.
Durante la crisis del Imperio Romano a partir del siglo III se produce un éxodo de la población urbana al campo. Este éxodo pudo afectar a la Tablada, que poco se fue quedando vacía de población. Parece que la citada población se fue repartiendo por las numerosas villae hispanorromanas (haciendas hispanorromanas dedicadas a la agricultura y ganadería) existentes en los alrededores, tanto en la zona de las terrazas alcoreñas, dedicadas al cultivo del olivar (Rancho Grande, La Vívora, Chorrillo,...), como en la vega (estas últimas dedicadas al cultivo del cereal, como las villae de Alcaude, Moscoso, del Rancho del Zurdo, Santa Lucía,...). La villae más importante fue la situada en el yacimiento de la Estación, situado en el olivar junto al matadero, también dedicada al cultivo del cereal (los restos de mosaicos, columnas y otros objetos parecer asegurar la importancia de este yacimiento arqueológico)
Para finalizar, hemos de hacer una breve reflexión sobre el estado de deterioro de este yacimiento debido a varias factores: la explotación agrícola, el escaso interés general sobre nuestro patrimonio, el expolio de "buscatesoros", el desconocimiento de la mayor parte de la población visueña,...
Una buena fórmula para evitar el deterioro de este enclave protohistórico sería su adquisición por parte del Ayuntamiento de El Viso del Alcor como la guinda al entorno del Parque de la Muela. Otra medida de protección sería la realización en dicho lugar de excavaciones y estudios serios en colaboración con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de las Universidades sevillanas para que los visueños y visueños conozcan su verdadero valor.
Realmente, si protegiéramos nuestro patrimonio, podría fomentarse en El Viso el turismo cultural, más si cabe aprovechando la cercanía de Carmona.
YACIMIENTOS SIMILARES
El yacimiento arqueológico más parecido al de la Tablada es el de la Mesa de Gandul, en Alcalá de Guadaira. Información en Internet sobre este enclave la podemos encontrar en:
Otro yacimiento de similares variables espacio-temporales es de la Motilla, aunque diferente en tipología y características generales (está situada en término de Carmona, pero muy cerca de El Viso, en el lugar conocido como Alcaudete). Información sobre esta construcción milenaria la podemos consultar en las siguientes páginas web:
BIBLIOGRAFÍA
El yacimiento arqueológico más parecido al de la Tablada es el de la Mesa de Gandul, en Alcalá de Guadaira. Información en Internet sobre este enclave la podemos encontrar en:
Otro yacimiento de similares variables espacio-temporales es de la Motilla, aunque diferente en tipología y características generales (está situada en término de Carmona, pero muy cerca de El Viso, en el lugar conocido como Alcaudete). Información sobre esta construcción milenaria la podemos consultar en las siguientes páginas web:
BIBLIOGRAFÍA
- CAMPILLO DE LOS SANTOS, MARCO A.: El Yacimiento de la Tablada en el primer milenio a.C., en Revista de las Fiestas de la Santa Cruz, nº10, 1998 (páginas 65-68).
- CAMPILLO DE LOS SANTOS, JOSÉ ÁNGEL: El Viso del Alcor: su Historia. Sevilla, 1995.
- BUESO RAMOS, I.P. y BELLOSO GARRIDO, J.: Historia de El Viso del Alcor, 1997.
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MARCO ANTONIO CAMPILLO DE LOS SANTOS
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