LA HUERTA DEL CONVENTO MERCEDARIO
Siguiendo con las huertas de nuestro pueblo hemos de hacer mención a una que no conocimos pero de la que tenemos referencias por los Anales Mercedarios. Cuando el cronista de la Orden, fray Pedro de San Cecilio nos describe minuciosamente en el convento en el que se alojó durante su estancia en El Viso, nos dice al hablarnos de la cocina:tiene agua de pie, traída de una fuente que en medio del claustro está, y su remanente va a un estanque, en que se guarda para riego de la huerta.
Es tal vez la única referencia de la misma, pero la suficiente para tener constancia de su existencia. Estaba situada al oeste del convento, en el espacio que ocupan actualmente las casas de la parte derecha, según se entra desde la recoleta plaza situada al final de la plaza del Ayuntamiento. Como es lógico pensar la huerta tenía su propia entrada, posiblemente situada en la misma entrada de la calle convento, donde por la parte de poniente compraron poco después otra casa pequeña, para portería de campo.
La huerta era, según el cronista, pequeña, es de porte, y de no pequeño provecho y servía para que el convento tuviese siempre berza fresca sin tener que comprarla. Estamos ante un espacio que se va a formar por la compra de las casas aledañas al convento, casas que se compraron y se agregaron a la misma, tal y como nos refiere la crónica: para caballeriza, pajar, y otras oficinas inexcusables en una comunidad, compraron unas casas viejas, al medio día, que después se incorporaron en la huerta, y con ellas vino a ensancharse en la forma que hoy está.
Volviendo a la fuente situada en el centro del claustro, hemos de decir que la misma procedía de la fuente pública o del Concejo, actualmente conocida como de los Sardina, por concesión que hizo el Conde del Castellar, don Gaspar Juan Arias de Saavedra en 1625. Así ante la necesidad que el convento tenía del líquido elemento, el Señor del lugar concedió a los frailes el privilegio de disfrutar de una paja de agua. No obstante los frailes, no contentos con esta cantidad, llegaron a tomar más de la concedida, tal y como ocurrió en junio de 1654, fecha en la que se detectó que la fuente no echaba agua, por lo que el Cabildo (Ayuntamiento) decidió reunir a los vecinos y abrir la fuente encontrándola obstruida, salvo el conducto que llevaba al convento, por lo que se decidió pedir daños y perjuicios al Padre Comendador y al Provincial, que recriminaron los hechos.
Lo que no sabemos realmente es cómo los frailes pudieron llevar a cabo tal fechoría sin conocimiento del vecindario, teniendo en cuenta el lugar de paso que ocupaba la fuente en el corazón mismo de la población, y en un sitio tan transitado si tenemos en cuenta la cercanía del pilar o abrevadero, junto a las caballerizas del palacio de los Condes, del lavadero, en la entrada de la huerta de Abajo.
Tras el proceso desamortizador del año 1836, la huerta, ante su falta de utilidad, desaparecerá parcelada en solares donde se construirán viviendas y la cárcel.
José Ángel Campillo de los Santos
Es tal vez la única referencia de la misma, pero la suficiente para tener constancia de su existencia. Estaba situada al oeste del convento, en el espacio que ocupan actualmente las casas de la parte derecha, según se entra desde la recoleta plaza situada al final de la plaza del Ayuntamiento. Como es lógico pensar la huerta tenía su propia entrada, posiblemente situada en la misma entrada de la calle convento, donde por la parte de poniente compraron poco después otra casa pequeña, para portería de campo.
La huerta era, según el cronista, pequeña, es de porte, y de no pequeño provecho y servía para que el convento tuviese siempre berza fresca sin tener que comprarla. Estamos ante un espacio que se va a formar por la compra de las casas aledañas al convento, casas que se compraron y se agregaron a la misma, tal y como nos refiere la crónica: para caballeriza, pajar, y otras oficinas inexcusables en una comunidad, compraron unas casas viejas, al medio día, que después se incorporaron en la huerta, y con ellas vino a ensancharse en la forma que hoy está.
Volviendo a la fuente situada en el centro del claustro, hemos de decir que la misma procedía de la fuente pública o del Concejo, actualmente conocida como de los Sardina, por concesión que hizo el Conde del Castellar, don Gaspar Juan Arias de Saavedra en 1625. Así ante la necesidad que el convento tenía del líquido elemento, el Señor del lugar concedió a los frailes el privilegio de disfrutar de una paja de agua. No obstante los frailes, no contentos con esta cantidad, llegaron a tomar más de la concedida, tal y como ocurrió en junio de 1654, fecha en la que se detectó que la fuente no echaba agua, por lo que el Cabildo (Ayuntamiento) decidió reunir a los vecinos y abrir la fuente encontrándola obstruida, salvo el conducto que llevaba al convento, por lo que se decidió pedir daños y perjuicios al Padre Comendador y al Provincial, que recriminaron los hechos.
Lo que no sabemos realmente es cómo los frailes pudieron llevar a cabo tal fechoría sin conocimiento del vecindario, teniendo en cuenta el lugar de paso que ocupaba la fuente en el corazón mismo de la población, y en un sitio tan transitado si tenemos en cuenta la cercanía del pilar o abrevadero, junto a las caballerizas del palacio de los Condes, del lavadero, en la entrada de la huerta de Abajo.
Tras el proceso desamortizador del año 1836, la huerta, ante su falta de utilidad, desaparecerá parcelada en solares donde se construirán viviendas y la cárcel.
José Ángel Campillo de los Santos
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